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La picante música negra y su dialecto

Una preciosa ración de Jazz pudimos disfrutar los asistentes a la temporada inaugural 2017 del Mozarteum, cuya portentosa belleza trasciende, por momentos, los límites del jazz más clásico.

Pimienta Negra, orquesta de jazz. Concierto inauguración Mozarteum Salta. Jueves 27 de abril en la Fundación Salta. Integrada por: Rolando Vismara (trompeta), Julio Juan (saxo alto), Enrique Camacho (trombón), Lucas Ferrari (piano), Pablo Scenna (banjo y guitarra), Daniel Romano (tuba) y Jorge Monteros (batería y tabla de lavar).

Desde las manos dúctiles de Lucas Ferrari con las teclas de su piano, que siempre supo dejar espacio para que sus acompañantes añadan esas inquietantes sonoridades que tan bien le van a esta música con interesantes planos y contrastes sonoros más allá de las convenciones musicales.

El grupo en general estuvo firme y aceitado, con integrantes que con solo mirarse ya saben que tienen que tocar. La experiencia en general de sus integrantes le añadió lo picante de la música negra y su dialecto. Todos en general cumplieron con la interpretación ceñidos a las exigencias del guion que exige este tipo de obras.

Una mención especial para J. Monteros en batería y tabla de lavar, cuya presente pulsación rítmica presto justeza y swing al espectáculo. La noche transitó con placidez, con notables intervenciones individuales cada vez que algún músico tuvo que improvisar. Impecable los fraseos del saxo, la trompeta, el trombón y el piano.

Pimienta Negra se convirtió con el pasar de los temas en una arrolladora maquinaria de aplastantes ritmos cruzados y texturas cósmicas, una colección de fuegos artificiales, con la habilidad para distribuir todo ese potencial de forma proporcionada, para que la tensión se mantuviera de principio a fin y no decayera el interés del público hasta la conclusión.
Notas al programa

La Flauta Mágica, fue la última ópera de Mozart. Su éxito inmediato quizás responda a que no es solamente un cuento para niños inocentes sino un drama de complejas consecuencias. Ya la obertura refleja una serena belleza en la apolínea línea melódica con los tres acordes masónicos del principio. El aria del pajarero, una de las más famosas posee una impetuosa belleza y claridad para reflejar en unos pocos acordes la simpleza de espíritu de un hombre para el que la libertad y la naturaleza son los componentes esenciales de su vida.

De los cinco conciertos para piano de Beethoven, los dos primeros nos imbuyen en un nuevo mundo de la mano de la revolución francesa. Ya en el N° 3 en do menor, opus 37, terminado en 1800, la música deja la frescura y ligereza mozartiana para adquirir rasgos heroicos y tumultuosos.

No sería osado comparar el Concierto nº3 con la Sinfonía “Heroica”, que abre nuevas vía al aumentar la importancia que se concede a las cualidades melódicas del piano y el mayor peso “sinfónico” dado a la orquesta. El Allegro con brío posee dos temas principales, el segundo muy lírico. Después de la introducción orquestal, el instrumento solista entra con una serie de vehementes acordes: es la verdadera “estrella” que acaba de entrar en escena y debe medirse en un diálogo con la Orquesta.

El Largo es un tema sosegado de gran belleza meditabunda con un extraordinario solo de piano en el comienzo, seguido por el Rondó de gracia vital decidido y radiante.

Korngold tenía tan solo 13 años cuando compuso estas 7 breves piezas. Ya aquí se aprecia el manejo melódico y expresivo que posee del piano. Su revisor comento «son hazañas asombrosas de la composición y de la ejecución del piano, en el que la edad del compositor no debe ser tomada en consideración.»

El primer movimiento de la Sinfonía N° 4 de Mahler inicia con unos célebres cascabeles y oboes a ritmo vivaz, esta aparente trivialidad a lo Haydn de este segmento oculta en realidad un complejo entramado de temas que se suceden, entre los que se deja incluso oír lo que podría considerarse un anticipo de la trompeta de llamada de la Sinfonía Nº 5. El movimiento posee una cándida belleza con una segunda sección más rústica y cuya principal característica es el sonido del violín principal, que debe estar afinado medio tono más alto para sugerir cierta diabólica maldad.

Ernst Krenek fue uno de los compositores más prolíficos del siglo 20 componiendo en una amplia variedad de expresiones, trabajando el contrapunto y la tonalidad ampliada.

  • Magister Pablo Alejandro Sulic

    pablo.sulic@gmail.com

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