spot_img

Acabada muestra de virtuosismo

El pedagogo Rink utiliza la expresión “intuición instruida» cuando el músico hace uso de sus conocimientos musicales para anticipar decisiones al interpretar, sin necesidad de hacer estudios de los aspectos prescriptivos. Es un análisis espontáneo de gran valor que puede tener la cualidad de cambiar ligeramente cada vez que se interpreta una pieza, es decir que puede llegar a producir una interpretación más sincera que una completamente preconcebida.


Piraí Vaca, concierto de Guitarra. Fundación Salta. Miércoles 6 de Octubre. Mozarteum Argentino, filial Salta, temporada 2010.

Janet Schmalfeldt, profesora de teoría musical en la Universidad de Tufts en Estados Unidos escribió que “no existe una sola y única decisión interpretativa que pueda ser dictada por una observación analítica” afirmando que esas decisiones no son únicas. Así que el papel de un ejecutante no solo consiste en poner en escrito una serie de parámetros a seguir cuando interprete cierta pieza, pues se perderían la esencia y el misticismo que generan la pieza misma, los escenarios y los momentos. Me detengo en estas dos palabras que resumen la experiencia vivida en la Fundación: Esencia y Misticismo.

Quizás la verdadera interpretación a la que se refiere Rink y la comprende en sumo grado Piraí Vaca se corresponde a la suma de los aspectos musicales y no musicales, a su entendimiento de la obra, sus cualidades interpretativas, su actitud con el instrumento y con la audiencia. Para el guitarrista la interpretación musical pública es un momento muy especial, es su carta de presentación, el instante en donde muestra cómo confluyen la música y la intimidad.

El resultado de toda esta digresión es que en un momento dado quien esto escribe se percató de que tenía los ojos abiertos pero sin ver lo que tenía delante, por obra de la magia de una guitarra, había sido transportado a los confines de la estepa turca de la mano de Koyunbaba.

Por otro lado la Jota Aragonesa fue una especie de caja de Pandora, donde en cada variación (una melodía que aparece en primer lugar, es seguida luego por distintas repeticiones de la misma donde algún rasgo como melodía, ritmo, armonía se transforman pero conservando su identidad en grado suficiente en relación con la melodía original). Aquí Piraí sacó a relucir de manera magistral las diferentes sonoridades que pueden producirse con una guitarra. Desde tocar acordes complejos, utilizar solo una mano, uso de armónicos celestiales, dobles cuerdas, luminosidad de vibraciones, cromatismos, ritmos complejos y una larga denominación de demostraciones virtuosas.

Piraí tiene la rara virtud de llevarnos en una espiral melódica en solo unos instantes, su instrumento puede ser aspero o luminoso, estremecedor o tierno en la distancia de tan solo unas notas. También Albéniz estuvo presente aunque no escribió sorprendentemente obra alguna para la guitarra. Su música siempre guarda ecos del instrumento español por excelencia. Varias de sus obras pianísticas han sido conocidas y difundidas principalmente en su versión guitarrística.

Es el caso de Asturias en donde Albéniz solía hacer cantar al piano con aires de guitarra. No fue difícil entonces imaginar todo el aire español en las manos de Piraí.

Como resultado de todo lo anterior la noche en la Fundación tuvo una densidad sonora y textural de acabada excelencia. Tal vez los aplausos, vivas y bravos que se oyeron al final del concierto nos indiquen que es hora de quebrantar fronteras entre lo clásico y popular, de abrir horizontes, de integrar dualismos y de olvidar muros y alambrados.

Tal vez sea hora de cultivar una integración incluyente en la esfera del arte.
Porque el arte, como el ser humano es uno solo.

  • Magister Pablo Alejandro Sulic

    Especial para Calchaquimix

Artículos de la misma sección

últimos articulos

Los más populares

Publicidad

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img