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Los cien años de Sixto Palavecino

Cien años alcanzaría este martes 31 de marzo, don Sixto Doroteo Palavecino, violinisto sachero (como se definía para exacerbar su evidente linaje del monte santiagueño), compositor de inspirados gatos y chacareras y persistente defensor de la lengua quichua, que le fue negada en su educación formal y luego irradió a través de la música.

El violín “sachero” de Salavina

Nació a campo abierto el 31 de marzo de 1915 en el paraje de Barracas, Departamento de Villa Salavina donde, aún hoy, sus pobladores hablan quichua. Falleció el viernes 24 de abril de 2009, en la capital de Santiago del Estero, a los 94 años, víctima de una neumonía.

La mayor parte de los relatos coincide en que a los diez años tuvo su primer violín y al tiempo forjó el conjunto folclórico “Corazón de madera”, El oficio de peluquero le permitió ganarse la vida mientras desarrollaba su música sin afán profesional.

Realizó composiciones bilingües y se encargó de traducir canciones, poemas, libros y hasta las estrofas del Himno Nacional del español al quichua. En 1969 apareció en la antigua emisora Radio del Norte de Santiago del Estero y reclamó una audición quichua para la difusión del idioma y cultura quichua. El espacio “Alero quechua santiagueño” se prolongó por más de tres décadas. “Yo vivo en quichua, respiro en quichua”, repetía.

La vocación musical le permitió a Palavecino vincularse con otros artistas locales e internacionales, como León Gieco, Mercedes Sosa, toda la familia Carabajal, Chico Buarque, Pablo Milanés, Milton Nascimento y Pete Seeger, entre muchos más.

De esos cruces sobresale su encuentro con Gieco, con quien ofreció conciertos que atizaron los circuitos conservadores y dejaron registro en los tres volumenes del célebre disco “De Ushuaia a La Quiaca” (1985). “Un Bob Dylan del norte”, provocaba Gieco.

A las críticas de cierta cepa tradicionalista Palavecino respondió con una chacarera: “Anda diciendo la gente / que Sixto ya no es sachero / se junta con los de afuera / ahora se ha vuelto rockero”.

Es autor de más de 300 composiciones, aunque recién comenzó a registrarlas en 1966, cuando tenía 45 años y grabó los primeros discos con el conjunto Sixto Palavecino y sus hijos: “Cuando mecha el sol”, “Pa’que bailen” y “Carbonerito santiagueño”, para el sello RCA Victor.

“Nunca he vivido de la música. Yo he hecho más cultura que contrato. En los últimos años empezaron a tenerme en cuenta por la musiquita sachera, que sachero quiere decir del monte, montaraz. Pero vivir de la música no he vivido”, reveló alguna vez.

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