El actor británico Christopher Lee, famoso por haber interpretado al Conde Drácula en varias películas a partir de 1958, murió el domingo 7 de junio en un hospital de Chelsea a los 93 años, y por su longevidad casi convenció al público de que sería inmortal como aquel personaje. Según la prensa inglesa, la tardanza en comunicar públicamente el deceso se debe al pedido de su viuda, la ex modelo Gitte Kroencke, que antes deseaba reunir a su hija Christina Erika con el resto de sus familiares.
Lee logró unir a varias generaciones de público y generar un crossover importante ya que los más veteranos lo idolatraban desde sus papeles en los filmes de terror de los 50, 60 y 70, y las nuevas generaciones lo conocieron por su Saruman, por el Conde Dooku en la segunda trilogía de «La Guerra de las Galaxias».
Desde una aparición sin acreditar en el «Hamlet» (1948), de Laurence Olivier, hasta la postrera «El hobbit: la batalla de los cinco ejércitos» (2014), donde repitió el papel de Saruman, Lee pasó por hitos como «Hidalgos de los mares» y «Quo vadis» (1951), «Moulin Rouge» (1952), «Amarga victoria» (1957), «Aeropuerto 77» (1977), «La leyenda del jinete sin cabeza» (1999),»Los ríos color púrpura II» (2004) y «Charlie y la fábrica de chocolate» (2005).
Sin embargo no pudo evitar los ropajes del conde transilvano en numerosísimas ocasiones, mucho antes de que los cinéfilos y las nuevas generaciones redescubrieran a Bela Lugosi o llegaran a atisbar al fugaz Gary Oldman.
Se puso esas vestimentas en «Drácula, príncipe de las tinieblas» (1966), «Drácula vuelve de la tumba» (1968), de Freddie Francis, «Prueba la sangre de Drácula» (1969), de Peter Sasdy, «El conde Drácula», del mismo año y dirigida por el hispano Jesús Franco, a veces Jess Franco, «Drácula 1972 DC» (1972), «Las cicatrices de Drácula» (1970), de Roy Baker, «Los ritos satánicos de Drácula» (1973), de Alan Gibson, y «Drácula, padre e hijo» (1975), de Eduard Molinaro.
Nacido el 27 de mayo de 1922 en en el aristocrático barrio londinense de Belgravia, hijo de un militar y una condesa italiana, vio facilitada su carrera artística por su altura de un metro 96 centímetros y su nombre se vio vinculado mayormente a títulos de horror.
Entre los filmes de terror que interpretó figuran «La maldición de Frankenstein» (1957), con Peter Cushing, su coequiper en «El sabueso de los Baskerville», «La momia» (ambas de 1959), «El castillo de la gorgona» (1964), «La calavera del Marqués» (1965), «Los cuerpos trasplantados» (1969), donde también actuaba Vincent Price, «Mansión embrujada» y «El monstruo de Londres» (las dos de 1970), y «Pánico en el Transiberiano» (1972); una dupla eficaz, sin duda.